domingo, 19 de junio de 2016

RR.HH. (Recursos humanos)


Los "Recursos Humanos"
Si hay un neologismo menos afortunado en los últimos tiempos es el de “Recursos humanos” para referirse al personal o a la fuerza laboral de una empresa.
Una de las definiciones de la R.A.E. para recurso es: “Conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa. Recursos naturales, hidráulicos, forestales, económicos, humanos”.
O sea, algo tan distinto a un recurso, material o monetario, como es el ser humano; racional, inteligente, emocional y complejo, se le llama también recurso. ¿De usar y tirar? ¿Reciclable o no?
No sé exactamente cuando se cambió la denominación de “Personal” por “Recursos humanos”, pero sí que no hace muchos años de ello. Era una nueva forma de “modernizar y humanizar la empresa para hacerla más eficaz y rentable”.
 Los recursos humanos son el principal activo de una empresa” otra gran hipocresía. Cualquiera puede hacer un trabajo. Ese es el mensaje: “lo que tú haces lo hace cualquiera”, aunque ello no sea cierto y pueda al final resultar más gravoso.
Juan Rosell, presidente de CEOE
"El trabajo es un privilegio" esto es lo que de verdad fluye en las cabezas de algunos "empresarios" y llega a calar en muchos y muchos trabajadores. Así se transmite una idea de compasión, se le resta valor al trabajo y se ofrece como una dádiva. Y es a partir de este concepto del trabajo y de su valor, cuando el empleador o sus delegados, no todos pero si muchos, colman su vanidad con la fidelidad y lealtad a su persona. Poco les importa si se trabaja bien o mal, si se añade valor o no, lo que les importa es sentirse superiores, dueños del presente y del futuro del empleado y su familia: “Eres un privilegiado y todo depende de mi”. Este parece ser el recado de estos personajes, generalmente serviles también con sus superiores a los que a su vez les deben el “privilegio” de trabajar. El triunfo de la mediocridad.

De nada vale el conocimiento, el estudio, el esfuerzo, el interés, la dedicación o la aportación a la creación de valor añadido.

Y este es el gran problema de España, donde los empleos en demasiadas ocasiones se consiguen por medio de la recomendación y el nepotismo más descarado. Y se mantienen por el servilismo y no por el servicio prestado. Afectando de lleno a la productividad, a la eficacia y a la rentabilidad.
El actual presidente de la CEOE, Juan Rosell, lo deja manifiestamente claro: «Los parados tienen que aceptar cualquier empleo, les guste o no»
Gerardo Díaz Ferrán, ex presidente de CEOE
Su antecesor, Díaz Ferrán, hoy condenado y en la cárcel, también daba consejos: “Hay que trabajar más por menos”, mientras él no pagaba las nóminas, vendía billetes sin aviones o trataba de escabullir su patrimonio para no afrontar su responsabilidad.
Y no digamos ya el gobernador del banco de España, Sr. Linde, pidiendo: “más flexibilidad para bajar salarios y reducir la protección de los trabajadores indefinidos”, mientras él sí se sube el sueldo y dirige una entidad zombi, que lleva años sin querer enterarse de lo que ocurre realmente en nuestro país, ni con la banca ni con el excesivo endeudamiento de las empresas. No, eso no le interesa. Cobra por otros asuntos.

Y este es el gran problema. Mientras no se entienda la relación empleado-empleador, como un intercambio de intereses, cuya retribución debe de ir en consonancia con la aportación realizada y la relación basada en la mutua confianza, en la complicidad, en los comunes objetivos, no saldremos de esta espiral de brutal desempleo y baja productividad que tiene España desde hace 40 años.

Luis Mª Linde, gobernador del BdE
El trabajador o empleado no es un “recurso humano”, es un ser inteligente no una máquina o un material, es el que de verdad crea riqueza y prosperidad en una empresa transformano la cadena de valor, y por extensión en una nación, junto al empresario o empleador. Uno sin el otro, no son nadie.
Tierra, Trabajo y Capital” los tres grandes y necesarios factores para que una economía fluya y crezca. Lo demás, feudalismo del siglo XXI. Y es que solo nos sobra codicia, clasismo, mediocridad y soberbia.











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