sábado, 21 de marzo de 2015

Reflexiones


Mañana tendrá lugar la elección de candidatos para la formación del parlamento andaluz. Las encuestas, las ya tan criticadas encuestas, dan como ganador al PSOE, seguido del Partido Popular y Podemos. Ninguno de ellos alcanzaría la mayoría suficiente para gobernar en solitario.

El PSOE podría formar un gobierno en minoría con la aparente oferta del PP de abstenerse en la votación de investidura. Algo que bajo mi punto de vista sería un mal antecedente y daría la llave para que en las próximas elecciones locales y autonómicas se reprodujera el pacto, eso sí, alternando el PP y el PSOE el gobierno en los diferentes ayuntamiento y comunidades. El bipartidismo encontraría en ello su tabla de salvación, alcanzado su éxtasis en las generales de Noviembre, donde el PP podría revalidar entonces su candidatura. Con ello; la corrupción, el nepotismo, la arrogancia, la impunidad, la desigualdad creciente y el desinterés social, se verían refrendados.

Gráfico EL ESPAÑOL (Kiko Llaneras)
Por otra parte, el PSOE podría recabar el apoyo de PODEMOS y formar un gobierno de izquierdas más coherente con el mensaje de Susana Díaz y del PSOE. Esta opción, lejos de ser contraproducente, podría ser una opción que moderase la actitud de PODEMOS y encaminase a este partido a una visión más pragmática, para acometer las soluciones que necesita España. Al mismo tiempo, el PSOE se acercaría más a su electorado, a su historia y a sus orígenes.

No podemos olvidar que muchas de las cosas que están pasando se deben a políticas neoliberales, donde a las personas se las ve como individuos productores y cualquier otra visión humanista del empleo y del trabajo es rechazada por principio. Maximizar el beneficio, enriquecer a los más ricos y tener asustada a la clase trabajadora, son sus coordenadas de destino.

Durante muchos años, la clase trabajadora –también la clase media, más acomodada- han llevado a cabo una lucha para establecer una relación biunívoca entre empleado y empleador. Una relación basada en el intercambio de intereses, en la creación de valor añadido y en un reparto más equitativo y proporcional de la riqueza. Algo que en los últimos años, azotados por una crisis preparada, se ha ido perdiendo con una actividad legislativa encaminada a dividir la sociedad entre ricos y pobres. Las dos reformas laborales, la ley de seguridad ciudadana o la reforma constitucional impuesta por la troika, son grandes pasos en esa dirección.

Y es que en España, siempre copiamos lo malo de fuera y nunca lo bueno.

Mañana los andaluces tienen el privilegio de ser los primeros que voten en este difícil año 2015. De su coherencia y acierto, podremos el resto a lo largo del año consolidar un cambio tan importante como necesario. Basta ya de élites hereditarias. Necesitamos personas dispuestas a trabajar por la sociedad y no por sus intereses particulares.

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