sábado, 27 de diciembre de 2014

La publicidad, ¿motor socio-económico?


De siempre me ha sorprendido la importancia que se da a la publicidad en los medios. No son pocos los que se sustentan de ella, sin otros ingresos conocidos. Hoy en el llamado mundo digital, también se ha convertido en la generación de ingresos por excelencia.
Según un informe de InfoAdex, Internet fue el único medio donde la publicidad creció el 1,8% durante 2013. Mientras el total del mercado publicitario mostró una desaceleración del -3,7%, frente al -9,9% del año anterior. Así el mercado publicitario se situó en un volumen de 10.461,3 millones de euros frente a los 10.858,8 millones de 2012. Cifras importantes.
Y aquí es donde voy. Como usuario de Internet, leo periódicos, interactúo en las RR.SS. y accedo a páginas de diferentes contenidos. Todas incluyen publicidad. En algunas es insoportable la misma, debido al tiempo que permanece en la pantalla o siendo casi imposible ocultarla. Es intrusiva y nada respetuosa con la voluntad ajena.
Algo parecido ocurre con esas llamadas telefónicas que a cualquier hora te intentan vender un determinado producto o servicio, irrumpiendo en tu intimidad.
Actitudes así crean el efecto contrario al deseado, es decir, un rechazo a la marca o producto publicitado.
Algunas televisiones, conscientes de ello, han reducido sus bloques publicitarios en películas o programas de interés, para no crear ese rechazo a la cadena en cuestión.
La mercadotecnia o ´marketing´, da un excesivo peso a la publicidad, y yo sinceramente no creo que haya una medición real y efectiva del éxito publicitario si no va avalado con una relación calidad/precio destacada, en cuyo caso bastaría el “boca a boca” simplemente para dar conocimiento de un producto o servicio y el crecimiento de su demanda haría el resto.
Si es cierto también que alguna técnica publicitaria, muy desarrollada, afecta al subconsciente, bien a través de la música, de la imagen, de la historia o del mensaje que emite. Pero también lo es, insisto, que dicha publicidad vaya soportada por un producto o servicio de calidad.
Si trasponemos lo comentado a la publicidad o propaganda política, nos será más fácil comprender lo que expongo. ¿Puede un mensaje falaz, sin soporte, cambiar el sentido de un voto? ¿Es rentable el dinero invertido en ello? ¿No son mejor publicidad los hechos y los resultados?


jueves, 25 de diciembre de 2014

"Navidad 2015, segundo discurso de S.M. el Rey"



Buenas noches.
Quiero, en primer lugar, daros las gracias por abrirme vuestras casas otra vez en esta Nochebuena. Un momento que es, sobre todo, de cercanía y de reencuentro; un momento para aproximarnos, para mirarnos con la voluntad y el deseo de entendernos, para transmitir a las personas que nos rodean nuestros mejores sentimientos de afecto, de paz y de alegría.
Hoy quiero estar a vuestro lado para compartir —en el segundo mensaje de Navidad que os dirijo—, unas reflexiones sobre nuestro futuro, con la mirada puesta, con confianza en el año 2016.
Hemos vivido tiempos complejos y difíciles para muchos ciudadanos y para España en general. La dureza y duración de la crisis económica produjo en muchas familias incertidumbre por su futuro; la importancia de algunos de nuestros problemas políticos generaron inquietud; y las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor público, provocaron, con toda razón, indignación y desencanto.
Los problemas que he mencionado dieron lugar a una seria preocupación social. Sin embargo, no nos dejamos vencer por el pesimismo, el malestar social, o por el desánimo; sino que afrontamos con firmeza y eficacia las causas de esos problemas, los resolvimos y recuperamos el sosiego y la serenidad que se requiere y merece una sociedad democrática como la nuestra.
El mes de octubre de 2014 afirmé en Asturias que necesitábamos referencias morales a las que admirar, principios éticos que reconocer, valores cívicos que preservar. Decía, entonces, que necesitábamos un gran impulso moral colectivo. Y quiero añadir ahora que hemos hecho una profunda regeneración de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción fue un objetivo irrenunciable.
Es cierto que los responsables de esas conductas irregulares han respondido de ellas; eso es una prueba del funcionamiento de nuestro Estado de Derecho. Como es verdad también que la gran mayoría de los servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales.
Ha sido necesario —también y sobre todo— evitar que esas conductas echen raíces en nuestra sociedad y se reproduzcan en el futuro. Los ciudadanos ya están seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos; que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública; que desempeñar un cargo público no es un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo.
Pocos temas como éste suscitan una opinión tan unánime. Hemos cortado entre todos, de raíz y sin contemplaciones la corrupción. La honestidad de los servidores públicos es un pilar básico de nuestra convivencia en una España que todos queremos sana, limpia.
También quiero hablaros de la situación económica, porque ha dejado de ser un motivo de grave preocupación para todos. Los índices de desempleo alcanzados ya no son inaceptables ni frustran las expectativas de nuestros jóvenes y de muchos más hombres y mujeres que llevaban tiempo en el paro. Nuestras empresas son punteras en muchos sectores en todo el mundo; también lo es que nuestra economía ha sido capaz, de resolver de manera casi definitiva este desequilibrio fundamental.
Es un hecho —muy positivo— que las principales magnitudes macroeconómicas han mejorado y que hemos recuperado el crecimiento económico y la creación de empleo. Estos datos son la base de que, en el futuro, puedan generarse de forma sostenible muchos más empleos y, especialmente, empleos de calidad.
Es evidente, por tanto, que la lucha contra el paro ha sido nuestra gran prioridad. El sacrificio y el esfuerzo de los ciudadanos durante toda la crisis económica exigía que los agentes políticos, económicos y sociales trabajásemos unidos permanentemente en esta dirección, anteponiendo sólo el interés de la ciudadanía. Porque la economía debe estar siempre al servicio de las personas.
Por eso, debemos seguir protegiendo especialmente a las personas más desfavorecidas y vulnerables. Y para ello debemos seguir garantizando nuestro Estado de Bienestar, que ha sido durante estos años de crisis el soporte de nuestra cohesión social, junto a las familias y a las asociaciones y movimientos solidarios. Algo de lo que debemos realmente sentirnos orgullosos.
Quiero referirme ahora también a la situación que se vive actualmente en Cataluña.
El pueblo español, otra vez este año, 37 años después,  en el ejercicio de su soberanía nacional, renovó y ratificó mediante referéndum la Constitución de 1978, que proclamó nuestra unidad histórica y política y reconoció el derecho de todos a sentirse y ser respetados en su propia personalidad, en su cultura, tradiciones, lenguas e instituciones.
(../.)
Feliz Navidad, Eguberri on, Bon Nadal, Boas Festas".

(Este es el discurso que me gustaría oir el día 24 de Diciembre de 2015)

martes, 23 de diciembre de 2014

2015, un año difícil



Encuesta electoral de "El Pais"
A las puertas ya del nuevo año, que viene marcado por la cada vez más necesaria recuperación de nuestra economía -8 años de crisis-, por la terminación de las instrucciones judiciales de los casos de corrupción que han mancillado nuestras instituciones y por la convocatoria de elecciones locales y autonómicas en Mayo y generales en Noviembre, si se respetan los calendarios previstos, podemos concluir que se trata de un año que sin duda marcará nuestro futuro más inmediato.
La economía no levanta cabeza, pese a la contumaz propaganda del gobierno. La creación de empleo es precaria y de baja calidad, el déficit público no se sujeta y la deuda pública sigue desbocada.
Las reformas políticas necesarias siguen sin hacerse; Constitución, Justicia, Sistema Electoral, Estructura Política o Función Pública. Sin que se atisbe la menor intención de acometer las mismas.
En cambio se están introduciendo unas reformas legislativas como la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida popularmente como Ley Mordaza, cuya implantación significa un notable deterioro de algunos derechos constitucionales como son la libertad de opinión, expresión o manifestación. Todo un retroceso en el desarrollo de las libertades, que toda nación democrática, impulsa y protege.
También el llamado Portal de Transparencia, estrenado recientemente, ha sido objeto de crítica por su estructura, acceso y desarrollo.
Pablo Iglesias, líder de Podemos
Así nos presentamos ante un panorama político muy incierto, donde las últimas encuestas de voto sitúan a Podemos, como una fuerza política necesaria para formar gobierno o en su defecto inducir la formación de una gran coalición PP y PSOE, que consolidaría y haría evidente lo que se ha venido a conocer como bipartidismo – ahora tú, ahora yo- y que nos ha llevado a esta situación tan dramática.
Las recientes declaraciones de Rafael Hernando, nuevo portavoz del PP, sobre Podemos, manifiestan la pérdida del norte político: “se presentan como ‘Don Limpio’ pero en cuanto le pasas el algodón están cubiertos de suciedad, por no decir de caca”. Ya no hay argumentos.
A lo que el líder de la formación, Pablo Iglesias, ha respondido con mesura e inteligencia: “Insultarán, gritarán, agitarán el miedo… pero lo que tenéis que hacer es sonreír. Sonreíd, porque vamos a ganar”.
Pedro Sánchez Castejón, líder del PSOE
Por su parte el PSOE, aunque parece estar recuperando alguna posición en la intención de voto, no acaba de convencer al electorado y sigue lejos de la base electoral que le aupó al gobierno en 2004 y 2008. Su líder Pedro Sánchez Castejón, parece querer atender todo y resulta que no atiende nada. Presenta buenas formas, buena imagen, pero el contenido de su propuesta está lejos de la contundencia y claridad que en estos momentos se requiere.
Lo dicho, se nos presenta un año difícil, en el que la decisión en las urnas nos puede llevar a una situación inestable e incierta, todo lo contrario de lo que necesitamos.