23-F: Manipulaciones

Debo de reconocer que me indignó sobremanera aquel reciente programa de televisión, que utilizando los graves acontecimientos ocurridos el 23-F, montó una desafortunada ´mala comedia´ en la que contó con algunos ´actores´, que en ocasiones se han mostrado  como grandes defensores de la estabilidad del Estado, pero que en esta ocasión no les importó empeñar su credibilidad para regocijo de unos pocos y decepción de unos muchos.  ¿Cobrarían además por su participación? ¡Qué pena!

Me indignó, porque creo que algunos temas no deben de ser objeto de frivolidades, no por el propio tema en sí, sino por el efecto que puede tener sobre la emoción de las personas, y sobre todo por la concordia y la estabilidad social.

En unos momentos que España pasa por un desprestigio de sus instituciones y de sus políticos, merced a los innumerables casos de corrupción habidos.

En unos momentos en que la sociedad está alarmada por ello y también por el deterioro tan notable de la economía y del bienestar, debido a una salvaje crisis que dura ya más de cinco años, en la que todavía no se ven atisbos reales de recuperación , a pesar de la propaganda oficial y de sus acólitos.

En unos momentos que la división de la sociedad se hace otra vez más notable, en base a esos mensajes poco conciliadores, que desde uno u otro lado del espectro político se envían.

En unos momentos que la unidad de España está en entredicho, con unas probabilidades altas de fracturación.

Si, en estos momentos justos, una periodista con cierto prestigio, vinculada al Opus Dei, va a publicar un libro que pretende convertir aquella ´mala comedia´, a la que me refería en un principio, en “hechos históricos”.

Y lo hace justo tras el fallecimiento de uno de los protagonistas de  la historia a la que se refiere, dejando toda la veracidad y credibilidad de su libro a comentarios hechos por el fallecido a terceras personas, que lejos de denunciar esos presuntos hechos en su momento, hace más de 30 años, callaron.

Cuando no ocurrió otra cosa que: Unos militares nostálgicos, con unos guardias civiles en autobús y una trama civil, colaboradora necesaria, que tampoco se conoció, trataron de arrebatar a los españoles el trabajo realizado durante 5 años para instaurar un régimen de libertades, que con todos sus defectos, es el que tenemos ahora. Eso es lo que hubo.