jueves, 27 de febrero de 2014

Seamos serios

Mariano Rajoy, en el Debate del Estado
Ser serio no implica ser triste”, decía el otro día un personaje al que dejé de seguir en Twitter, que tras ser durante muchos años un verdadero mito para mí, me ha demostrado en estos dos o tres años “in live”  ser un gran soberbio y poco proclive a cualquier reflexión que no sea la suya.  Lo que implica la gran superficialidad del interfecto y explica también quizá, parte de lo ocurrido hace ya más de 20 años.

Pero no, no es ese el tema principal de mi artículo de hoy. Me refiero a esa falta de seriedad y de rigor, que desde hace algunos años, quizá muchos, nos demuestran sus señorías en el Parlamento.

Así estos dos días, en el Debate del Estado de la Nación vimos a nuestro presidente en un discurso absolutamente marxista (de Groucho): "¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?".

Y sí, en esta frase de Groucho Marx, se podría reflejar perfectamente lo acaecido en la tribuna de oradores del Congreso de los diputados. Y es que se podría decir que el discurso fue el discurso de la autocomplacencia, donde no faltó tampoco culpabilizar, como siempre, de todos los males a su antecesor. Como si tras dos años de gobierno no hubiera habido tiempo para encajar las cuentas públicas, reducir el déficit, dejar de endeudarse y demostrar que efectivamente antes había despilfarro y ahora no.

Ello sin menoscabo de la nefasta política laboral, que lejos de crear empleo, lo que ha producido es una inseguridad, una precariedad y una desigualdad en las relaciones empleador-empleado, como no se podía imaginar.

La economía sigue sin dar verdaderas señales de recuperación, a pesar del optimismo reinante en nuestra élite gubernativa. Algo que tras más de dos años de gobierno deberían de hacerse mirar.


¿Nos estará guiando Rompetechos?
El otro día leía en un medio que el peso de la industria española ha pasado del 23% al 18% del PIB. Algo catastrófico. No aprovechamos la recesión ni para reindustrializarnos, verdadera seña de identidad de los países modernos y capaces.
Y para más inri, nos dice el presidente: “que como Magallanes, España ha superado ya el peligroso Cabo de Hornos”.  ¡Anda que si no lo llegamos a superar, nos caemos al espacio por el polo sur!

¡Seamos serios, señor presidente!

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