domingo, 29 de septiembre de 2013

¡Hagan juego señores, no va más....!



Recreación de EuroVegas (ABC)

En los últimos años hemos podido comprobar como algunos centros de ocio, que se prometían como un impulso más a nuestra economía y con expectativas de alta rentabilidad, han caído en la desgracia de ser cerrados o ayudados de forma pública, con todas sus consecuencias. Arrastrando con ello a las infraestructuras que para darles servicio se construyeron. El Parque Warner, en el sureste de Madrid o Tierra Mítica en Benidorm son dos claros exponentes de ello.

Ahora se trata de una prometida y presumida inversión, en una ciudad de juego y ocio, a construir en unos terrenos situados en Alcorcón. En la zona oeste de Madrid y a unos 15 kilómetros del centro.

Su primer efecto, fue la exclusión de Metrovacesa de la bolsa, ante la expectativa de la venta de terrenos para tal fin y su plusvalía. Al ser propietaria de una parte de los terrenos de la zona elegida.

Se trata en todo caso de seguir creciendo en una economía de servicios, en detrimento de la industria o del sector primario-agricultura y ganadería-. Obviando que el sector servicios demasiado notable en nuestro país, requiere del consumo ocioso más que ninguna otra actividad económica. Y que en nuestro caso, todo se dejaría en manos de visitantes extranjeros de alto poder adquisitivo, en plena competencia con otros lugares como Macao, Mónaco o Las Vegas.

Mi preocupación va más allá del probable o no éxito de su implantación, en cuanto a que sirva de reclamo a mafias y delincuentes internacionales, pues entiendo que ya tenemos un buen cupo y poco más se notaría. Para mi lo más criticable del proyecto son las formas de como se ha presentado y sus consecuencias probables en nuestra economía.

Presentación maqueta de EuroVegas
Respecto a su presentación y que se sepa, todo se ha llevado con un sigilo sospechoso. Alguna visita a los terrenos, alguna reunión con políticos locales y nacionales, empresarios y banqueros y un dossier de 300 páginas o poco más donde se justifica el proyecto. Nada más de momento. En cambio se ha magnificado la afección a la ley antitabaco, como cortina de humo, pero no se sabe exactamente la cantidad de capital propio que aportaría la sociedad, pero todo apunta a un 20% ó 25%, requiriendo de un crédito el resto. Tampoco se sabe concretamente el tipo de ayudas, subvenciones o exenciones fiscales que realmente pretenden, con lo que desconocemos la riqueza real que dicha actividad generaría y dejaría aquí. Sus demandas de “un marco legal” para su implantación encierran muchas dudas e incógnitas.

Se habla de cifras de empleo e inversión, descomunales. Hasta 250.000 puestos de trabajo (casi un 10% del empleo actual en Madrid) y casi 20.000 millones de euros. Bajo mi punto de vista, y suponiendo una construcción continuada durante 10-15 años, los puestos directos en la construcción difícilmente superarían los 5.000-6.000 empleos. Una vez terminado todo, los empleos fijos a plena jornada no superarían los 3.000 puestos de trabajo. Y todo ello requeriría de una evolución del negocio muy positiva. Y aquí es donde surge la gran duda. ¿Es Madrid, el lugar ideal para una mega-actividad de este tipo, habiendo por el mundo paraísos fiscales donde todo es más fácil o incluso en España, localidades como Marbella o Mallorca, con un turismo más selectivo?

Otras cifras manejadas son 36.000 plazas hoteleras, lo que supondría casi doblar la actual capacidad de Madrid (45.000 plazas), un incremento de casi 10 millones de visitantes nuevos, más del doble de los turistas que visitaron Madrid en 2012. Que este año, por cierto, va en caída junto con la actividad del aeropuerto de Barajas, tras la nefasta fusión de Iberia con British Airways, etc, etc.

Es decir, unas magnitudes que no son más que una idea, sin una base sólida, que recuerdan “el cuento de la lechera”.

Cuando alguien realmente pretende hacer un proyecto tiene el dinero, el coste estimado, los planos y los plazos más o menos ajustados. Algo que tampoco concurre en esta ocasión, de momento.

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