lunes, 1 de marzo de 2010

LA REFORMA LABORAL O EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

Siempre que hay una crisis, sale el tema de la reforma laboral. Esto ya es síntoma inequívoco de que no se quieren hacer las verdaderas reformas que necesita nuestro actual y viejo sistema. Con las crisis como telón de fondo, asustado el personal, se aprovecha para dar otra vuelta de tuerca hacia el capitalismo más salvaje. Yo me pregunto: ¿Cuándo todo aparentemente va bien, no sería mejor momento para las reformas y así estas servirían también para reducir el riesgo de los ciclos? Pues todo parece apuntar a que no. El mejor momento es cuando todos estamos acojonados y rezando para no perder nuestro puesto de trabajo. Ello me hace entonces pensar, que algo no marcha bien.



La C.E.O.E. esta vez está representada por un empresario, que ha sufrido la crisis en primera persona. No ha dudado en dejar de pagar a sus empleados, en abonarles los meses que les debía con un talón sin fondos, en vender billetes de aviones que no iban a despegar o en distraer las garantías de un préstamo, o sea la antítesis de un empresario serio y responsable. Encima además, se le pillaron unas declaraciones a micrófono abierto en las que culpaba al presidente Sr. Rodríguez Zapatero de la crisis, cuando hasta el más tonto de la clase sabe que este tipo de crisis son previstas, preparadas e importadas ("No aprendemos") y que lo único que pasa en España es que sus efectos se multiplican debido a nuestra peculiar forma de ser. Por lo que el ínclito representante carece de las dos cualidades imprescindibles para ser tal. Primero ser un empresario modélico, ejemplar, relevante, respetado y segundo, tener buenas relaciones sociales (léase no tener muchos enemigos).


Los Sindicatos, CC.OO y UGT, casi únicos -¿y oficiales?- que representan a la clase trabajadora, llevan años instalados en la comodidad y la buena vida. Yo creo que encantados de conocerse y de ser conocidos.

Si de verdad se quisiera mejorar el sistema -la reforma laboral, sería solo una parte- lo primero que había que hacer es dejar al margen los intereses electorales y espurios. Con esta premisa, se podría ya entrar en el fondo de la cuestión.

Entonces, todo pasa por gestionar bien. Qué fácil y sencillo, ¿no?. Aumentar los ingresos y disminuir los gastos será el objetivo. Siempre sin perder de vista el bien común y la solidaridad.

¿Cómo podemos aumentar los ingresos y disminuir los gastos?. Pues con sentido común, yo establecería las siguientes vías:

1. Aumento de las cotizaciones sociales de forma progresiva, al igual que el IRPF, no puede ser que el establecimiento de bases máximas haga tabla rasa. Más gano, más contribuyo.

2. Revisión de la política fiscal, de empresarios y autónomos. Hay que acabar o minimizar el fraude.

3. Ligar la evolución de los salarios a la obtención de beneficios de las empresas, no del IPC. Así los mejores ganarán más. Hay que acabar con el pensamiento de muchos españoles de que el que trabaja es un primo o dicho de otra manera "que trabajen los tontos". Un eminente científico, Santiago Grisolía, en un magnífico artículo así nos lo hace ver.

4. Cobro por prestación de servicios sanitarios en función de la renta familiar disponible y del tipo de servicio (Asistencia primaria, especializada, intervenciones quirúrgicas, etc.). La sanidad pública no puede ni debe seguir siendo gratis total, salvo en los casos que se determinasen por cuestiones objetivas (por ejemplo; niños y niñas menores de 12 años, personas con enfermedades críticas o crónicas, accidentados, etc.)

5. Cobro por servicios de educación desde los primeros años. También teniendo en cuenta la renta familiar disponible, lógicamente. Muchos españoles podemos y debemos contribuir directamente a la educación y formación de nuestros hijos.

6. Plan de reducción, a 10 ó 15 años vista, de la estructura funcionarial de la Administración del Estado, Autonómica y Local. Hay muchos funcionarios.

7. Retribución a los funcionarios de acuerdo con las responsabilidades de su puesto. Hay que atajar la corrupción. No se deben de controlar presupuestos millonarios, con sueldos irrisorios.

8. Jubilación voluntaria a partir de 55 años y obligatoria a los 70 años. (Se crearían las tablas, mínimos y máximos correspondientes para establecer las pensiones, así como la excepcionalidad de algunos empleos-construcción, minería, pesca, agricultura, etc.- que requerirían un tratamiento diferenciado).

9. Revisar la política de contratos laborales y de prestación por desempleo. Para evitar también fraudes asociados al actual sistema. Que el sistema no incentive la picaresca.

10. Endurecimiento del código penal, para atajar la corrupción y el enriquecimiento ilícito. Haciendo especial énfasis en la especulación del suelo, los planes generales de ordenación urbana, los contratos de servicios, suministros y obras de las AA.PP. y el tráfico de influencias. Así como la vigilancia extrema de los productos derivados de inversión de los mercados de valores.

Sinceramente, creo que con estas medidas daríamos un gran paso en la mejora de la economía y consecuentemente en el bienestar social.

La aplicación de estas medidas, están obviamente en contraposición de las que a los que se hacen llamar “empresarios”, les gustarían y que son:

1º REBAJAS DE LAS COTIZACIONES DE LA SEGURIDAD SOCIAL

2º REBAJA DEL IMPUESTO SOBRE BENEFICIOS

3º REBAJA SALARIAL

4º DESPIDO LIBRE

5º LÍNEAS DE CRÉDITO A TIPO 0% PARA EMPRESAS EN APUROS

6º NO INTERVENCIÓN JUDICIAL NI ADMINISTRATIVA EN ERE´s Y DESPIDOS

7º CONTRATOS INDEFINIDOS BONIFICADOS

8º EDAD DE JUBILACIÓN 52 AÑOS

9º REDUCCIÓN DE JORNADA Y SALARIO EN FUNCIÓN DE LA DEMANDA

10º AYUDAS E INCENTIVOS A LA INVERSIÓN
O sea, más de lo mismo..