lunes, 21 de diciembre de 2015

La lección

Partido ganador de las elecciones desde 1977
Si alguna conclusión puede sacarse de las elecciones de ayer es que no se puede gobernar de espaldas a los ciudadanos. Que existan aficiones de uno u otro partido, no evita que unos pocos millones de españoles dirijan su voto a otras alternativas. Así ha ocurrido siempre. En 1982, 1996, 2004 y 2011, el voto no partidista desalojó al gobierno anteriormente elegido. En 1982 fueron las guerras internas en la UCD de Adolfo Suárez, junto a las amenazas involucionistas de algún sector de la sociedad que encontró respaldo en una facción del ejército. En 1996, la financiación ilegal del PSOE y las actividades de los GAL, acabaron con 13 años de gobierno de Felipe González. En 2004, la guerra de Irak, junto con una actitud arrogante y distante del gobierno de José Mª Aznar. Y en 2011, una crisis internacional de proporciones mayestáticas, acabó con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora en 2015, han sido la corrupción, la mentira y la falta de sintonía con el pueblo, las que han dicho no a Mariano Rajoy.
En esta ocasión casi tres cuartas partes del electorado (71,28%) se han decantado por otras opciones diferentes e incluso por opciones desconocidas y de reciente aparición. No se ha aplicado el dicho ese de “más vale malo conocido que bueno por conocer”, lo que viene a significar que la desesperación ante un gobierno amorfo, insípido e incoloro, pero no inodoro, ha propiciado la debacle del Partido Popular de Mariano Rajoy. Tampoco se pueden buscar causas fuera que no sean las generadas por el mismo partido, que tuvo el 1 de agosto de 2013, la gran ocasión de sustituir al presidente del gobierno por otra persona del partido que no tuviera relación alguna con los notables y graves casos de corrupción habidos.
Ahora se nos abre un período de gran incertidumbre. La formación de gobierno no será tarea fácil. Descartada la gran coalición, PP-PSOE (213 diputados), pues esto sería la desaparición futura de ambas formaciones, que en el caso del PSOE representaría tirar por la borda más de 125 años de historia.

La coalición de tres partidos, PSOE-PODEMOS-CIUDADANOS (199 diputados), tampoco parece muy probable en estos momentos. Quien más tiene que perder sería Albert Rivera, que ya ha pagado caro en las urnas, su apoyo a última hora a Mariano Rajoy.

Y nos queda entonces un acuerdo PSOE-PODEMOS (159 diputados), que requeriría el apoyo de fuerzas nacionalistas (23 diputados). Complicado también, por lo que significaría aliarse con partidos anticonstitucionalistas y separatistas (ERC y DiL).

Un verdadero laberinto el que habrá que recorrer para buscar la gobernabilidad de España, antes de acudir a unas nuevas elecciones, que podrían deparar mayores sorpresas.
Y de todo esto hay un responsable: Don Mariano Rajoy Brey y “su” Partido Popular

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