domingo, 21 de abril de 2013

La deuda y la masa monetaria

La polémica está servida. La reciente medida de hace unos días del banco central de Japón de inyectar una notable cantidad de dinero a su sistema financiero, ha vuelto a poner la política monetaria mundial en la picota. Antes Estados Unidos o Inglaterra, habían acudido a esta medida como una forma de ayudar a solventar esta profunda crisis de origen y causas financieras que tanto daño ha hecho a la economía real.
Ángela Merkel y Mariano Rajoy
 Y tanto EE.UU como Inglaterra, hasta ahora, han venido a demostrar lo acertado de esa medida cuantitativa. No así el BCE, que adoptando medidas tibias en política monetaria, no acaba de alejar el fantasma de la recesión ni la cuestionabilidad y futuro de su moneda, el euro.
La Mb o masa monetaria emitida por los bancos centrales, cumple dos funciones. Por un lado satisfacer la necesidad de moneda para las transacciones comerciales y por otra servir de regulador y referencia al dinero virtual creado a través de la deuda, pública y privada, mediante sus reservas. Y aquí es donde se ha producido en los últimos años un gran desequilibrio. La cantidad de deuda generada, algo atribuible a los bancos comerciales y de inversión, no ha encontrado el sustento o base necesaria en la masa monetaria. Ni la M-1, ni la M-2, ni la M-3, soportan actualmente ese otro factor económico que es la deuda viva en circulación.
Este gran desequilibrio, junto a la política de bajos o nulos tipos de interés oficiales,  son los que actualmente tienen anquilosada a la economía, fundamentalmente en Europa. Una política de austeridad, mal entendida, junto a un banco central que no lo es, no deja reaccionar a Europa, como debiera.
La emisión de moneda de un solo banco central, sin duda genera inflación y devaluación de la moneda, si esta emisión no está sustentada por un crecimiento real de la economía.
Pero la emisión de moneda, de los bancos centrales más importantes del mundo, de una forma conjunta y coordinada, no representa nada más que un reequilibrio de las grandes cuentas económicas, una inflación controlada y una ayuda al crecimiento, tan necesario para algunas economías, cuyo déficit estructural y altos pagos de intereseses, no tienen otra salida que aumentar su PIB, para que el esfuerzo sea asimilable y factible.
Señora Merkel, por que no empieza a mirar el bosque, en vez de fijarse solo en ese árbol que la tapa la visión.

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